jueves, 1 de marzo de 2012

Escritor del mes: Gabriel García Márquez

“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.” 

Gabriel José de la Concordia García Márquez. Nació el 6 de marzo de 1927, en Aractaca, Colombia, donde lo criaron sus abuelos. Ha destacado como escritor, novelista, cuentista, guionista y periodista. Fue el periodismo y sus inicios en el periódico El Universal lo que lo llevó a ser escritor, se inició en esta disciplina mientras estudiaba derecho en la universidad. Poco a poco sus cuentos fueron viendo la luz del día, en su mayoría en hojas de periódico. Su primera novela fue La Hojarasca, de la cual no recibió ni un centavo a pesar de las buenas críticas que obtuvo. Pero su auge llegó con Cien Años de Soledad, y es que esta novela parecía condenada a la gloria. A pesar de no haber tenido ninguna campaña publicitaria la primera edición se agotó en cuestión de semanas. Se encuentra en el canon literario obligatorio, ha sido inspiración de miles, es considera el alma de Latinoamérica, la RAE lanzó en 2007 una edición conmemorativa por considerarla parte de los clásicos hispanoamericanos y le valió el Premio Nobel de Literatura en 1982. 

No puedo hacerle justicia a este hombre. La verdad es que mis inicios en la literatura se caracterizan por numerosos tropiezos; libros malos, manuales de laboratorio, libros de autoayuda. De todo un poco, de un poco algo bueno. García Márquez llegó a mi librero casi por error, jamás sabré como es que decidí adentrarme en su mundo, pero sé bien por qué nunca quise salir. Fue el realismo mágico lo que me atrapó. Puede decir que un hombre vivió ciento cincuenta años cantando canciones de pueblo en pueblo, contar la historia de un coronel que dirigió treinta y dos revueltas sin ganar ninguna, asegurar que vio un cadáver con una cabellera color cobre de tres metros. No lo pongo en duda, no me parece imposible. Son las calles de Macondo, donde el mundo parece haberse detenido y el polvo curte las hojas de los castaños. Sus personajes se cruzan a mitad del camino para hacer parada en este lugar y seguir sus rumbos, sus líneas y sus párrafos, para llegar a sus puntos finales. Pero no hay en sus novelas una línea que no esté basada en la realidad. 

“Macondo no es tanto un lugar como un estado de ánimo” 


Su vida en sí, es una historia. Sus personajes son ecos de su familia, sus mundos son imágenes empolvadas de su infancia. Las alegorías de la abuela, las supersticiones, los fantasmas, los pescaditos de oro, las manías del coronel, los estrago de la guerra, las eterna espera de la pensión; todo es una realidad unida por la imaginación. Al leer a Márquez encuentras un mundo que nos sofoca, nos deprime y arrecia cada día más. Sus personajes luchan batallas perdidas de antemano en busca de lo mismo: progreso, libertad e igualdad relativa. Cumple con la función más importante que ha tenido siempre el escritor, refleja en sus obras los errores de la época y de una opinión crítica al respecto. No grita, no exige, sencillamente toma la palabra y nos refleja el aquí y el ahora. 

No pienso extremar detalles, el ya ha relatado su vida en Vivir para contarla y no puedo ser yo quien la reduzca. Si me preguntan algo acerca de él siempre llevo en mente tres cosas: —al igual que yo— odia hablar por teléfono, intenta no utilizar adverbios con terminación –mente, y su ortografía es tan mala aún ahora cuando envía una carta a su familia ellos contestan y anexan la carta con correcciones ortográficas. Conozco personas que lo detestan y otras muchas que lo alaban. Sé que es mi escrito favorito, y que han sido sus historias las que me han guiado al momento de escribir. Es difícil adentrase en sus imágenes, seguir las líneas genealógicas puede llegar a ser imposible. Pero vale la pena darle una oportunidad, más allá de la fantasía se encuentra un hombre que nos comparte lo más íntimo que tiene todo ser humano: su realidad.

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1 comentario:

  1. Creo que eso que al final rescatas, la realidad, es el valor más grande que se puede encontrar dentro de la obra de este gran escritor.
    Cuando digo realidad no me refiero a lo verídico, a lo fáctico. Me refiero a darle el sentido de verdadero, de real, a las construcciones e inventos que uno puede trazar desde su propio imaginario para escribir las historias, que en un punto, se entrelazan con la de los demás.

    Desde un punto más personal el gran Gabo me sorprende siempre porque es capaz de hacernos a los jóvenes y adultos mirar el mundo desde una visión infantil, mágica y deslumbrante. características que nosotros también atribuimos a nuestro universo personal.

    Me encanta su blog, es muy instructivo y me divierto leyendo y descubriendo este precioso mundo de las letras. Saludos a ambos

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